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domingo, 8 de febrero de 2015

Yo vivo en esta ciudad...

Desde 2009, yo vivo en una ciudad, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que por estos tiempos , a mí como vecino, cada vez me limita más el derecho a circular libremente.
Resulta que vivo, trabajo y pago todos mis impuestos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Con esto quiero decir que mi cotidiano transitar ocurre dentro del éjido de la CABA, y que mis impuestos se usan para mantener la ciudad. O sea, todo lo que la Ciudad hace, cuenta con la parte que le corresponde de los impuestos que pago y tengo más que al día.
Resulta ser que, además de vecino, soy un vecino que tiene un auto.
Resulta ser que circular se está haciendo, cada vez, más complicado.
Veamos:
1)                      COCHERAS: Mi auto viven en la calle, lo mismo que tantos otros. Esto no significa nada, excepto porque ningún estado (de la Ciudad o Nacional) regula el precio de los estacionamientos. Esa falta de regulación hace que los precios de las cocheras sean una vergüenza y, en consecuencia, expulsan a muchos de los que las alquilaban; ergo, las calles reciben a los expulsados. Esto genera menos espacio para circular y estacionar.
2)                      NUEVOS EDIFICIOS: En CABA hay muchísimos emprendimientos inmobiliarios, muy bonitos, con muchos salones de usos múltiples  y piletas pero sin cocheras. ¿Por qué no se obliga que las nuevas construcciones tengan, además, una cochera por departamento (por lo menos)? Claro, como eso no se hace, los autos de esos residentes van a parar a la calle. Que se suman, por supuesto, a los que ya estaban. No es mi descubrimiento dejar expuesta la situación contradictoria de: más edificios, más gente, más circulación. 
3)                       METROBUS: No voy a entrar en muchos detalles, pero ese emprendimiento le arrebata a las calles algunos carriles, ya sea para la circulación de los colectivos como para las “estaciones” donde ascienden y descienden los pasajeros. Además, en avenidas donde se instala este servicio, no se puede estacionar. Menos espacio para estar, pero los vehículos ya existían, por lo tanto, lo único que se consiguió fue complicar a la gente que vive en la zona y a la que, por distintos motivos, debe ir.
4)                       CANTEROS CENTRALES: En algunas avenidas se construyen (hace poco en la Av. Montes de Oca) o hace tiempo ya que las tienen. En alguna avenida, ese cantero se destruye para construir el Metrobus. El cantero arrebata parte de un carril de circulación rápida.
5)                       CICLOVÍAS: El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires impulsa la idea de una “Ciudad verde”, que incluye como uno de sus ejes el uso de la bicicleta. No quiero entrar en mucho detalle, pero las objeciones que se me presentan para esta cuestión, pueden ser: 1) En invierno te congelás; 2) los días de lluvia te empapás; 3) los días de calor te insolás; 4) los empleos (fundamentalmente los del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que es quien intenta imponer esta cuestión) no están preparados para que uno llegue y se recomponga de la bicicleteada –duchas para bañarse, vestuarios para cambiarse la ropa, Etc.-.Las ciclovías aportan: 1) Se le resta al tránsito vehicular un carril, haciendo que las calles se congestionen con más facilidad; 2) Ese carril se resta de igual tamaño, sin importar si la calle es ancha o angosta; 3) Restan una mano para poder estacionar, ya que está prohibido hacerlo sobre el cordón de la ciclovía; 4) Se reduce la velocidad máxima de circulación de 40 a 30 Km/H, en las calles (¿intentaron circular a 30 Km varias cuadras seguidas?, ¿alguien lo intentó con los bondis que te “empujan” sin respetar las velocidades?); 5) Un descontrol adicional ya que no hay educación para los ciclistas que, en muchos casos, suponen que no deben cumplir con las leyes de tránsito (semáforos, prioridad de paso, Etc).
6)                       CONTENEDORES DE BASURA: El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires los instaló cómodamente sobre la calle, lo que resta parte de un carril, tanto para estacionar como para circular. De estos contenedores, en algunas zonas, hay dos: los de basura no reciclable y los de basura reciclable. Y esta cuestión de acomodarlos sobre la calzada ocurre tanto en vías anchas como en vías muy angostas. Si alguien quisiera tomarse el trabajo, la Av. Patricios tiene una traza muy angosta obstruida por estos elementos, y cuenta con unas veredas más que amplias.
7)                       ENSANCHAMIENTO DE VEREDAS: En algunos lugares, La Boca, por ejemplo, se ensancharon veredas y/o se ampliaron ochavas. A esto se suma, en muchos sitios, la ciclovía.
8)                       PARQUÍMETROS: Hay zonas donde están instalados desde hace mucho tiempo, lo que hace que ese estacionamiento sea medido, lo que reduce los lugares de estacionamiento. Y sobre esto no me queda claro qué pasa si uno vive en la zona de estacionamiento medido.
9)                       CARGA Y DESCARGA: Hay zonas reservadas exclusivamente para esto, restringiendo espacio para estacionar y para circular.
10)                   ESTACIONAMIENTOS RESERVADOS: Hay zonas reservadas para estacionamiento, sea por discapacidades o por privilegios.

La cuestión es que, se supone, la ciudad es un sitio para para todos, sin embargo, con todo lo anterior, circular con los autos se hace cada vez más complicado. La cantidad de vehículos es cada vez mayor, y los espacios para circular se reducen notoriamente. Sin embargo, los autos son un estorbo pero no dejan de generar interesantes ingresos: las autopistas, los grabados varios (autopartes, cristales), renovaciones de registros, patentes, multas, acarreos… Ya que pagamos impuestos en general y relacionados a los automotores en particular, ¿no nos merecemos, al menos, un trato menos acosador? Mientras somos útiles para tributar, somos hostigados al momento de circular.
UN DATO NO MENOR: todas las medidas se toman en un escritorio y están avaladas por funcionarios que se desplazan en vehículos que rezan “Libre tránsito y estacionamiento”, lo que implica que no están alcanzados por las restricciones que sí nos alcanzan “al resto”. Del mismo modo se intenta forzar el hábito del uso de la bicicleta, pero no se lo aplican a los funcionarios más altos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Convengamos que todo esto es lo mismo de siempre: al tipo común y corriente lo acorralan con cuestiones que a ellos no los toca. ¿Y por qué? Simple:  privilegios.
Ahora se habla de instalar parquímetros en el 52% de la Ciudad. Eso se haría después de las elecciones, lo que me hizo acordar a Ménem cuando dijo “si hubiera dicho lo que iba a hacer, no me hubieran votado”. Bueno, parece que esta administración del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anda por esos caminos. Lo que periodísticamente se dijo (varias veces, ya) es que la idea es que la tarifa del parquímetro sea progresiva, es decir, a medida que pasan las horas, más caro es el valor de la hora. Y me pregunto: Si vivo, trabajo y tributo en CABA, ¿por qué, además, tengo que tener tantas restricciones?
En Vicente López, con la cuestión del Metrobus, la Municipalidad delimitó los estacionamientos callejeros. Imagino que el próximo paso es cobrar.
En Acassuso está lleno de carteles que prohíben estacionar, en las inmediaciones de la Av. Santa Fe.
Seguro este se repite en muchos otros lugares, y me pregunto: ¿nadie tiene en cuenta que uno necesita llegar a esos sitios? Quizá para pasear, pero ocurre que todas esas zonas están llenas de profeisonales de distintas disciplinas (abogados, dentistas, médicos, contadores), instituciones (municipales, centros médicos, centros de rehabilitación, geriátricos) y de parientes que reciben visitas por cualquier motivo.
Quiero que no se afecte mi mover dentro de la Ciudad de Buenos Aires. Porque es donde vivo, trabajo y pago los impuestos. Porque colaboro con su mantenimento. Porque es mi derecho, ya bastante lesionado con las autopistas y con los caminos alternativos que no existe o están en mal estado.

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